“Austeridad y sobriedad, equilibrio y proporción, coherencia y perfección, innovación y atemporalidad son conceptos que son inherentes a las creaciones de Balenciaga”.
En la exposición que vimos en el museo Thyssen-Bornemisza, “Balenciaga y la pintura española”, pudimos apreciar la vinculación de la creación de Cristóbal Balenciaga con la pintura española de los siglos XVI y XX, vimos cómo las referencias al arte y la cultura española estuvieron siempre presentes en el trabajo de Balenciaga.
Una de las señas de identidad de Balenciaga en sus creaciones es la temática eclesiástica y monacal, partiendo de ella la reinterpretó en sus vestidos de noche, abrigos y vestidos de novia de los años sesenta con los que cautivó con su difícil juego de volúmenes que le alejaron de las encorsetadas modas de la época.
Inspirados en los hábitos monacales y cardenalicios se encuentran diseños icónicos del modisto español. Como el vestido de novia con fecha de 1967 confeccionado en gazar de seda (un tejido con suficiente presencia y a la vez ligereza, perfecto para conservar la forma) , sin mangas y con una pequeña cola, «Balenciaga proporciona al tejido una calma y pureza que no puede ser alterada por nada –las curvas al bies del óvalo en gazar se extienden a lo largo del vestido y el tocado nupcial. No hay vestido de novia en la Tierra tan joven y bello como este «, decía una reseña en prensa de la época con el título «Maravillas de la forma».
También es icónico el abrigo de noche color púrpura inspirado en el cuadro de Zuloaga “ El cardenal”.