FLASH ICONOS DE MODA. CUANDO COCO CHANEL SEDUJO AL CINE.

Coco Chanel viajó a Los Ángeles en un tren de lujo fletado especialmente para ellas. El interior era de un blanco inmaculado y había suficientes botellas de champán para surtir a un ejército.

En la estación de Los Ángeles, Greta Garbo la recibió con dos besos y esa misma noche Goldwyn organizó una fiesta en su honor a la que acudieron Marlene Dietrich, Claudette Colbert, la propia Garbo y el director de cine George Cukor. Pero, pese a la cálida bienvenida, la prensa local no disimuló sus recelos: para Los Angeles Times era Hollywood, y no París, el epicentro de las tendencias y Chanel no había llegado para impartir lecciones, sino atraída por el glamour de Hollywood.

El magnate de los Estudios MGM, Sam Goldwyn, reconocía el prestigio de Gabrielle Chanel en Europa y pensaba que la famosa diseñadora podía reinventar la imagen de sus películas, y por supuesto, hacer que las estrellas que actuaban en ellas se vieran más glamourosas y sofisticadas, el empresario creía que “las mujeres iban al cine a ver cómo se vestían otras mujeres”.

Chanel llegó a Estados Unidos en la década de 1930 con cierta reticencia. Sin embargo, después de conocer a actrices como Katharine Hepburn a la que vio una joven promesa de belleza angulosa y melena cobriza, percha perfecta para sus pantalones de corte masculino, se entusiasmó con el trabajo que podía lograr. Así, rápidamente moldeó el estilo de actrices como Greta Garbo, Marlene Dietrich, Elizabeth Taylor y Gloria Swanson.

Su objetivo era crear un estilo propio en el cine , confesó que “es a través del cine que la moda puede imponerse. Hasta ahora, el cine siguió a la moda, sin ser culpa del artista, pero sí de los directores que descuidaron los aspectos del diseño del vestuario”.

Una de las primeras cintas en las que Chanel colaboró en Estados Unidos fue Palmy Days, de A. E. Sutherland, en 1931. Dicha película no obtuvo crítica positiva en la prensa e, incluso, Gabrielle Chanel no fue mencionada en los créditos. Sin embargo, Gabrielle Chanel poco a poco fue ganando terreno en cintas como Tonight or Never de Mervyn LeRoy, en 1931 –a partir de este momento la actriz Gloria Swanson era vestida exclusivamente por Gabrielle Chanel–. En Tonight or Never se muestra un arquetipo del tradicional look de Chanel, en el cual el personaje principal viste con boina y perlas muy al estilo de la casa francesa.

El último filme que Gabrielle Chanel hizo para Hollywood fue The Greeks Had a Word for Them de Lowell Sherman, en 1932. La cinta fue protagonizada por Joan Blondell, Madge Evans e Ina Claire.

Cuando Coco Chanel llegó a Hollywood, en 1931, el público -inmerso en las penurias de la Gran Depresión- quería ver en las pantallas brillos y sedas. No hubo entendimiento con la elegante sobriedad de Coco.

Coco y el cine europeo

Le Quai des brumes, de Marcel Carné, 1938, ejemplo del realismo poético y esta cinta representa la época dorada del cine francés. La película estuvo protagonizada por Jean Gabin, Michel Simon y la imparable Michèle Morgan, la aportación de mademoiselle fue la selección del raincoat y la boina de la protagonista. Además, una estética minimalista de todo el vestuario se vio influenciado por la misma filosofía de Chanel.

Les Liaisons dangereuses, de Roger Vadim, 1959, podemos apreciar a la actriz francesa Jeanne Moreau con varios atuendos diseñados por Coco Chanel.

L’Année dernière à Marienbad, de Alain Resnais, 1960. Protagonizado por Delphine Seyrig y Giorgio Albertazzi, en esta cinta la diseñadora vistió a Seyrig con perlas, encajes, vestidos largos y un little black dress.

Boccaccio 70, Luchino Visconti, 1962. El director Luchino Visconti llegó con 30 años a París y desde el primer momento quedó sorprendido de la mezcla de la belleza femenina y la inteligencia masculina de Gabrielle Chanel. Conociendo la reputación de mademoiselle, la invita a Italia para presentarle a su familia y ella le ayuda a que su amigo, Jean Renoir, asista a uno de sus rodajes.
La amistad entre ambos es fructífera y más tarde, en 1962, Luchino le encarga a Gabrielle Chanel el vestuario de su cinta Boccaccio 70, la cual sería protagonizada por la actriz Romy Schneider. El resultado es el más clásico sentido de la casa francesa a través de un vestuario lleno de perlas y trajes de tweed.

Las mujeres parisinas de la época no solo se rindieron ante su moderna y elegante estética, también, poco a poco, su prestigio se trasladó a la pantalla grande. Durante el momento cumbre del cine francés, la diseñadora sedujo a artistas y directores que rápidamente la invitaron a colaborar con ellos.

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