El inolvidable diseñador de moda francés encontró la inspiración entre jardines y zocos de la Ciudad Roja.
«En Marruecos, comprendí que mi propio cromatismo era el de los zelliges, zouacs, jellabas y caftanes. La audacia. Se lo debo a este país, la insolencia de sus mezclas, al ardor de las invenciones… Esta cultura se ha convertido en la mía y para importarla, la anexé, la transformé, la adapté». Esta cita del modisto Yves Saint Laurent demostraba en 1984 su profundo amor por Marruecos. Su seducción por sus colores y cultura.
«En cada esquina de Marrakech encuentro grupos de hombres y mujeres rebosantes de vitalidad que visten caftanes rosas, azules, verdes y malvas. Me admira constatar que esta gente que parece sacada de un boceto de Delacroix es en realidad una improvisación de la vida», así describía Yves Saint Laurent su refugio marroquí en la biografía escrita por Laurence Benaïm. Una ciudad que visitaba varias veces al año, cuando su inspiración y su energía estaban en horas bajas. Bergé y él la descubrieron en febrero de 1966, en un viaje de placer que determinaría su futuro para siempre.
«Antes de Turner, en Londres no había bruma», decía Oscar Wilde. Y antes de descubrir a los encantadores de serpientes y los contadores de cuentos de la plaza de Yamaa El Fna, en los diseños de Saint Laurent había técnica, pero faltaban latidos.
«Podemos hablar de dos periodos en su obra, uno anterior a Marrakech y otro posterior. La adaptación de los colores, su fantástico trabajo con ellos, aparece en esta segunda etapa. Son los colores de su infancia en Argelia. Son la arena marroquí y las especias, que se suman a sus experiencias en la primera mitad de los años 70», explica Laurent Cotta, conservador del Palais Galliera, el museo de la moda de París.
Aquí os dejo una selección de diseños de Yves Saint Laurent inspirados en Marrakech, algunas de ellas de su Museo en la ciudad.